Uno de los factores que nos permitirán ahorrar impuestos cada año es la depreciación del piso.
Cuando compramos un piso, una parte del coste se debe al suelo donde está y otra a la propia construcción. La parte correspondiente a la construcción es la que podremos deducirnos mediante depreciación. Esta información aparece en el recibo del IBI.
Pongamos un ejemplo:
Vas a comprar un piso por 160.000€ y le pides al dueño el último recibo del IBI, donde puedes ver algo como:
Valor Catastral: 125.000€
Valor Suelo: 35.000€
Valor Construcción: 90.000€
El suelo representa el 28% del valor total (35.000/125.000). Y por tanto el resto, 72%, corresponde a la construcción.
De esta forma, te podrás deducir cada año el 3% de la parte de construcción del mayor valor: el catastral o el precio de compra.
En nuestro ejemplo, el valor de construcción será de:
160.000€ x 0,78 = 124.800€
Y lo que nos deduciremos cada año será:
124.800 x 0,03 = 3.744€
Como puedes ver, la depreciación puede tener un gran impacto en la rentabilidad de una inversión, al permitirnos de forma «gratuita» contabilizar un gasto importante.